El desperdicio alimentario es la cantidad de comida que se descarta a lo largo de toda la cadena de producción, distribución y consumo, desde su origen hasta nuestros hogares., eso sí, debe tratarse de alimentos que son descartados a pesar de ser aptos para el consumo, o de que lo hayan sido, porque puede que se desechen porque se dañaron o por una mala gestión.
Lo anterior tiene implicancias más allá de lo que parece a primera vista. Al botar, por ejemplo, unos tomates, no sólo se pierde comida, también se desperdician los recursos que se usaron para producir ese tomate: uso de la tierra, agua, etc.
En el caso de productos de origen animal, el problema es peor (hay un desperdicio anterior y, además, hablamos de una vida). En este caso, además de desperdiciar comida, colabora con las emisiones de gases de efecto invernadero.
Según datos de la FAO, cada año se pierden o desperdician 1300 millones de toneladas de alimentos. Hablamos de una tercera parte del total que se produce.
Cada uno de nosotros puede agregar su grano de arena para evitar el desperdicio alimentario:
- Rota la comida en el refrigerador y nevera, poniendo lo más antiguo a tu alcance.
- Planifica tus compras con una lista.
- Conserva correctamente los alimentos
